Plato con un Gato $25
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Todos los días la ruta sigue el mismo patrón. Primero caminamos por la calle de comercios para juntar el cartón de los negocios. Teresa, que es pequeña y tiene un rostro encantador, entra a los negocios y pide cartón usado. Una hora más tarde la gran bolsa de arena, adherida a la carreta de Fidel, ya está medio llena. Alrededor de las siete de la tarde, la gente empieza lentamente a poner basura en la calle. Caminamos por las calles residenciales de este barrio. "Yo no abro todas las bolsas que veo", dice Fidel. "Tengo mis edificios de departamentos, mis contactos con los porteros. Ellos ponen la basura en la calle cuando nosotros estamos esperando en sus puertas". Y todos los días que me junto con Teresa y Fidel hay un olor penetrante a basura. Estoicamente, mientras tanto, mirando a Fidel, pongo mi mano en una bolsa y trato de encontrar cartón. Siento materiales húmedos pero no encuentro nada de papel. "Lo hacés mal", dice Fidel riéndose de mi. "Usá tus ojos, primero tenés que mirar en la basura!".
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