Grabado de Amsterdam $15
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De vuelta a la estación nos encontramos a Alejandro. Es vecino de Fidel, y tiene 13 hijos. El décimo cuarto está en camino.
"Son tan caros los condones", pregunto. Fidel sonríe, él tampoco lo entiende. Fidel camina con él hacia su casa en la noche, después de trabajar, de Suárez hasta Villa Libertador. Aunque parezcan realmente duros, parece ser que la noche no es segura, ni siquiera para ellos.
Alejandro me muestra una pintura. Una copia en acuarela de Westertoren en Amsterdam. Me río; es gracioso encontrar una pintura de tu barrio en la basura de Urquiza. "Mañana te doy el adelanto", le digo. "Y? Te vas a emborrachar mañana", Fidel le pregunta.
Durante los días siguientes, no veo más a Alejandro. Una y otra vez le pregunto a Fidel cómo le está yendo. "No viene más, está un poco vago en este momento", es su respuesta. Entiendo que no debo hacer más preguntas sobre su nueva profesión.
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