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Parece que la ciudad se ha convertido en una gran recicladora. Todo se levanta y se chequea, se examina, y lo que queda está podrido, podrido. Hay un colchón en la calle que no parece estar muy mal. "Tal vez valga 10 pesos", calcula Fidel en voz alta. Su día es todo un éxito.
Nos sentamos en una pequeña pared a charlar. Fue un día tranquilo, pero sin embargo me cansé nuevamente. Pero por qué? Caminamos por cuatro horas y juntamos algo de basura, nada más que eso.
"Matthijs, el verdadero cansancio se irá, este es ese otro sentimiento", dice Fidel. No entiendo que quiere decirme.
Ya trabajé un montón de veces con Fidel y Teresa en las calles. Me puse feliz cuando encontramos muchas cosas, cuando la gente nos da vegetales medio podridos. Pero aún no se siente tan agradable. Camino con ellos en la calle. Estamos siendo observados.
Regreso a mi casa a la noche y me siento vacío y sucio, como siempre. Lo primero que hago es bañarme.